Menos prejuicios y más ideas

Por Daniela Bluth.

“Se estima que para 2050 las personas mayores de 60 años representarán el 27,5% de la
población mundial. No tenerlas en cuenta como generadoras de emprendimientos y actividades que fomenten el crecimiento económico parece, a simple vista, un gran error”.
Se suele decir que Uruguay es un país de viejos.
Pero esa aseveración, que tiene algo de cierta, como toda generalización induce a errores.
Que Uruguay tiene una población envejecida (lideramos el ranking de América Latina, con alrededor de 20% de los habitantes mayores de 60 años) es un dato innegable, pero la edad debería ser tomada como un indicador más, no como el único válido para definir el curso de las cosas y los hechos.
Hay jóvenes que viven como viejos y viejos que disfrutan la vida como si tuvieran 20.
En ese último grupo está el empresario Gabriel Rozman, uno de los entrevistados de
este número de la revista.
Rozman tiene 81 y, aunque ahora andaba con algunas heridas producto de una caída en bicicleta, corría medias maratones hasta hace no tanto tiempo, sale a caminar con regularidad y sigue en actividad como asesor, docente, director o cualquier rol que le resulte medianamente atractivo y desafiante.
Me tocó cruzarlo hace años en alguna reunión, ya con más de 70 años y habiendo bajado de un
avión de China pocas horas antes, donde ni el cansancio ni la edad le impedían ser el más lúcido
de la mesa.
Nada de eso parece haber cambiado ahora, a juzgar por el resultado de la charla de más de una hora que tuvo con él María Inés Fiordelmondo.
La pandemia frenó el ritmo de sus viajes pero no el de sus ideas, esas que quienes lo conocen señalan como su fortaleza.
Rozman no para de pensar y proponer.
En ese camino —laboral pero también vital—, surgió su pasión por la llamada “economía plateada”,
un concepto que refiere a todas las oportunidades de negocio que derivan de las necesidades, problemas e intereses de las personas mayores de 50.
Durante años presidió Xeniors, una asociación civil sin fines de lucro (uruguaya pero con varias alianzas internacionales) orientada a mejorar la calidad de vida y perspectivas futuras de este
grupo etario.
Entre las decenas de anécdotas que cuenta, el empresario recuerda que fue en India donde le enseñaron “el valor de la experiencia de las personas, el respeto por la gente más adulta”.
Funcionó como una especie de confirmación de la necesidad de terminar con los prejuicios que todavía imperan en gran parte de las sociedades occidentales, donde muchas veces se visualiza a
la persona senior como una carga, alguien improductivo o que no puede asumir nuevos roles.
Se estima que para 2050 las personas mayores de 60 años representarán el 27,5% de la población mundial. No tenerlas en cuenta como generadoras de emprendimientos y actividades que fomenten el crecimiento económico parece, a simple vista, un gran error.
Los adultos mayores no solo tienen necesidades diferentes —desde temas de salud hasta
vivienda o vacaciones— sino que también son capaces de aprender y aggiornarse, asegura Rozman desde su experiencia a ambos lados del mostrador.
“Los seniors tienen más experiencia y uno tiene que darles algún refuerzo de atrás para que se sientan más confiados de lo que pueden llegar a lograr”, dice.
Eso sí, admite, conseguir dinero en Uruguay para los plus 50 es muy difícil.
Y en ese viaje también se embarcó.
Rozman es un ser cargado de energía, optimista y, sobre todo, generoso.
En la charla con María Inés hay muchas historias, incluso algunas que revelan sus propios puntos débiles, y varios consejos.
No hay soberbia sino genuinas ganas de tener un país mejor.
Según él, antes de desarrollar una herramienta hay que pensar qué problema va a solucionar; para avanzar hay que tomar decisiones difíciles; no hay que tenerle miedo a la tecnología; y hay que leer toda la vida.
Les deseo a todos, sin distinción de edad, un Rozman en sus vidas.
Saberlos encontrar, y valorar, también merece aplauso, medalla y beso.

Last modified: 9 de junho de 2022